Un hombre de Estados Unidos guardó todos los centavos que le sobraban durante cuarenta y cinco años y esto es lo que le sucede

PUBLICADO EN 09/22/2021

Visita al banco a ver qué le dicen

Nunca podrán olvidar aquel día los trabajadores del Banco Rustin Origin, en Louisiana, en que Otha Anders se presentó allí para llevarle miles y miles de centavos. Tuvieron que ver una inmensa cantidad de peso en monedas atravesar por la puerta de su sucursal. Esta no iba a ser una operación habitual como solía hacer siempre. En esta ocasión se trataba de un ingreso diferente, un tanto peculiar. Todos quedaron alucinados nada más Otha cruzaba sus puertas con tal cantidad de kilos del metal de las monedas.

Visita al banco a ver qué le dicen

Visita al banco a ver qué le dicen

¡La brutalidad de llenar 15 botellas!

Año tras año, Otha Anders había ido almacenando sus centavos durante 45 años. Todos los que le sobraban de hacer cualquier compra los iba guardando en botellas de agua. Pero no en botellas cualquiera, sino de grandes capacidades, de veinte litros. Después de todo ese tiempo había conseguido llenar 15 de esas monstruosas botellas, ¡quince! Que se dice pronto, pero cada una de esas botellas puede llegar a pesar más de 60 kg. Era cuestión de tiempo que tuviera que hacer algo con ellas, así que puso rumbo al banco a ver qué le decían.

¡La brutalidad de llenar 15 botellas!

¡La brutalidad de llenar 15 botellas!

Antes de nada, deberías saber una cosa…

Es lógico que los bancos habituales se negaran a aceptar todo tipo de situaciones “anormales”, por lo tanto no lo iba a tener fácil. Después de estar un tiempo buscando, encontró un banco que se dedicaba exclusivamente a hacer operaciones “fuera de lo normal”. Se puso en contacto con el banco y programó una cita. Lo que no esperaría es que todos los empleados se quedaran de piedra nada más verle aparecer por la puerta con una tonelada de monedas, metidas en botellas de agua de 20 litros.

Antes de nada, deberías saber una cosa…

Antes de nada, deberías saber una cosa…

¿Es una buena o mala idea?

Durante los años setenta, Otha Anders había recogido monedas de centavo durante 45 años en total. La idea prácticamente le vino porque un día cogió un centavo del suelo y se lo llevó a casa. Allí lo puso en cualquier sitio sin recordar ni dónde lo había dejado y siguió haciendo su vida normal. Pero lo que no sabía es que ese sería el primero de muchos no, muchísimos centavos que más tarde se podrían convertir casi en su divino tesoro. No pensó eso en ningún momento, por lo que continuó su vida como normalmente hacía.

¿Es una buena o mala idea?

¿Es una buena o mala idea?

Un gran descubrimiento

A menudo solía rezar. Cuenta que los días que se le olvidaba rezar o no podía por cualquier circunstancia, siempre terminaba apareciendo una moneda de centavo y parecía que la moneda se lo estaba recordando, así que lo tomó como costumbre. Rezaba cada vez que se encontraba una moneda y no sabía si era por voluntad propia o si llanamente se trataba de mera casualidad. Poco a poco fue juntando más y más monedas, sin pensar jamás en que la cantidad se iba haciendo grande e iba creciendo.

Un gran descubrimiento

Un gran descubrimiento

Ahorrando todos y cada uno de los centavos que encontraba

Ya lo tenía como una manía, cada vez que se encontraba un centavo o se los devolvían en la compra, iba directo a guardarlo en una de sus botellas para centavos. Otha Anders había estado trabajando muchos años en la Junta Escolar de Jackson como persona responsable y supervisor. Tenía a su cuidado los niños que habían suspendido y tenían dificultad para aprobar por norma general. Ellos le contaban historias sobre qué se compraban con las monedas que se iban encontrando, con lo cual allí recibió mucha inspiración para crear su propia colección, su propia historia.

Ahorrando todos y cada uno de los centavos que encontraba

Ahorrando todos y cada uno de los centavos que encontraba

Una amistad algo fuera de lo común

Junto con su viejo amigo Jack Brown, iniciaron la aventura de guardarse los centavos el uno al otro. Por cada vez que alguno de los dos guardara uno o varios centavos, el otro haría lo mismo para él. Se trataba de un juego más que de una intención de ahorrar o de hacer dinero, se divertían y al mismo tiempo preparaban una buena fortuna a base de sobras de devoluciones de las compras que hacían. Iban haciéndolo día tras día y se lo pasaban bien, además de estar siempre en contacto y comentando cuánto tenían y demás.

Una amistad algo fuera de lo común

Una amistad algo fuera de lo común

Una acción con un fin muy determinado

Poco a poco y como ya se había convertido casi en una forma de vida, le empezó a dedicar cada vez más tiempo. Dedicaba mucho a la causa y no paraba de recolectar centavos, cada día de lugares diferentes, de todo tipo de sobras, de la compra, de los desayunos. Usaba las botellas de 20 litros, aunque en algunas ocasiones, si estaba fuera de su ciudad o lejos de su casa solía guardarlas en pequeñas carteras que llevaba siempre consigo, para evitar perder ni tan siquiera una sola de esas monedas.

Una acción con un fin muy determinado

Una acción con un fin muy determinado

Sus gastos eran totalmente premeditados

Cada vez que veía un centavo, se lanzaba con mucha ilusión a cogerlo sabiendo que poco a poco se llenarían más sus recipientes. Llegó incluso a hacer compras pagando con cantidades que sabía que le devolverían centavos, y así tendría centavos que llevar a sus botellas. Había dejado de gastar por completo ni uno solo de sus centavos. Todo lo que podía lo guardaba, hacía lo posible por recibir más centavos que más tarde formarían parte de su inmensa colección. Se convirtió en su modo de vida prácticamente.

Sus gastos eran totalmente premeditados

Sus gastos eran totalmente premeditados

Son varios montones de centavos

Tras todos esos años acumulando, finalmente creyó que había llegado el momento de cambiar todo aquello por lo que había vivido durante esos intensos 45 años. Todas y cada una de las monedas de centavo que había juntado llegaban a la increíble cantidad de 1270 kg. Sí, como lo lees, más de una tonelada. Es el peso de un bisonte americano promedio. Cada botella por sí sola pesaba como unos 80 kg, por lo que su transporte se hacía bastante complicado para una sola persona. Tuvo que buscar ayuda hasta para mover los recipientes.

Son varios montones de centavos

Son varios montones de centavos

Se trata de un proceso… un tanto complicado

¡A partir de ahora es cuando la historia se pone súper interesante! Te hemos contado cómo se llevó a cabo la aventura o la misión de Otha Anders, cómo se las ingeniaba y qué ideas desarrollaba para llevarla a cabo, pero ahora es cuando finalmente se vería la realidad de todo el asunto. Sabría si todo habría merecido la pena o no habría valido para absolutamente nada. Se dispuso a sacar todas sus monedas y “contarlas”. Para lo que se ayudó de un hacha, por raro que suene, para romper los recipientes.

Se trata de un proceso… un tanto complicado

Se trata de un proceso… un tanto complicado

Hay que dedicarle mucho tiempo a esta tarea

Se disponían para el conteo final. Hasta usando máquinas automáticas para contar, el proceso llevó más de cinco horas, sin parar ni un solo minuto, hasta que hubieron terminado. Otha Anders alucinaba y observaba atónito cómo aquellas máquinas tragaban y contaban uno a uno todos los centavos a una velocidad asombrosa con todo el tiempo que le había tomado a él reunirlos, tantos años… Dedicaron esas duras cinco horas a contar la cantidad total que se disponía a ingresar. No tenía ni idea de cuánto podrían estar hablando hasta que lo contaron todo.

Hay que dedicarle mucho tiempo a esta tarea

Hay que dedicarle mucho tiempo a esta tarea

La revelación final, ¿mereció la pena?

Bueno, pues después de todo este trabajo y haber dedicado prácticamente toda su vida durante esos 45 años recolectando los centavos que encontraba por fin sabría de cuánto disponía si lo juntaba todo y lo ingresaba en un banco. Todo aquel esfuerzo había tenido finalmente un valor económico de 5.136 dólares. ¿Crees que había merecido la pena por una vida dedicándote a recoger todos los centavos que te encuentras por ahí? Es una buena suma de dinero, pero ¿es suficiente como para estar realmente satisfecho por la hazaña inusual?

La revelación final, ¿mereció la pena?

La revelación final, ¿mereció la pena?

Un buen recolector de monedas

Otha Anders había reconocido que de no ser porque se enteró de que su seguro no le cubriría en ningún caso si sufría algún tipo de robo, seguiría contando monedas a día de hoy. Aunque quería haber llenado otras cinco botellas más, supo que tenía que cambiarlas lo antes posible no fuera a ser que después de haber estado tanto tiempo dedicándose a ello nunca supiera lo que había conseguido juntar. En una entrevista reconoció que le encantaba el hecho de recolectar todas y cada una de las monedas que se iba encontrando por ahí. Se había convertido en una forma de vida.

Un buen recolector de monedas

Un buen recolector de monedas

Más personas como él, siguiendo el ejemplo

Es verdad que se trata de un hobbie un tanto extraño, pero eso no quiere decir que no haya otras personas que lo compartan y que hayan recogido durante su vida grandes sumas a través de juntar monedas de centavo. Ira Keys, otro hombre de Estados Unidos, había reunido en 2015 una cantidad de más de 200 kg, con un valor aproximado de unos 700€. Es verdad que no es ni por asomo una cantidad aproximada a nuestro protagonista Otha Anders, pero igualmente es una cantidad bastante impensable si piensas que son centavos.

Más personas como él, siguiendo el ejemplo

Más personas como él, siguiendo el ejemplo

¿Dónde fue todo ese dinero que había juntado?

La pregunta que todos nos hacemos y ellos se hicieron en aquel momento era qué tenía en mente Otha Anders hacer con todo ese dinero. Quizás unas vacaciones, un viaje con su familia, o tal vez se comprara un coche. Hiciera lo que decidiera hacer, seguro que siempre lo recordaría como “aquellas vacaciones” o “aquel coche” que se compró con las monedas de centavo que había acumulado durante sus 45 largos años de misión de recolección. Cada uno de nosotros haría algo diferente, por lo que no es de extrañar que no hiciéramos lo mismo que él.

¿Dónde fue todo ese dinero que había juntado?

¿Dónde fue todo ese dinero que había juntado?

Amor de la infancia y decisiones muy personales

Desde luego que por el mundo encontramos historias similares y muy parecidas, y eso es porque el ser humano siempre está haciendo siempre cosas que le llenan por dentro, aunque se trate de “soberanas tonterías”. La increíble hazaña de un chino llamado Liang, también es bastante asombrosa. Él decidió juntar todas y cada una de las monedas que se iba encontrando y decía que su objetivo era invertirlas en comprar un anillo y pedirle matrimonio a su amor de la infancia, tenía esa misión, ese objetivo. Cada uno lo hace a su manera y eso es lo increíble de este tipo de historias.

Amor de la infancia y decisiones muy personales

Amor de la infancia y decisiones muy personales

Haciendo honor a su palabra original

Liang no estuvo 45 años como Otha Anders, pero sí acumuló todas las monedas que pudo durante 20 largos años de su vida. Aunque él no solo ahorraba centavos, sino que guardaba todo tipo de monedas que recibía en los cambios de sus compras, otras que se encontraba, etc. Lo hacía con la bella intención de juntar el dinero para poder permitirse aquel pequeño capricho que se había prometido. No quiere decir que no pudiera pagárselo con su sueldo, pero a menudo encontramos personas que son muy dedicadas y aventureras.

Haciendo honor a su palabra original

Haciendo honor a su palabra original

¡Llegó el momento de la verdad!

Tras esos largos veinte años, el joven Liang cumplía 30 primaveras. Había estado ahorrando durante todo ese tiempo y por fin llegó el momento. Llegó el día en que se tendría que demostrar si solo había sido palabrería o si realmente iba a comprar aquel anillo y hacer lo que prometió hace veinte años. Se dirigió a una joyería con el dinero acumulado y se dispuso a elegir anillo. Tenía que elegir bien, puesto que después de todo aquel tiempo invertido, no podía tener ninguna equivocación ahora que estaba en el final a punto de cumplir lo prometido.

¡Llegó el momento de la verdad!

¡Llegó el momento de la verdad!

Y… como era de esperar… ¡Sí, sí y siempre sí!

Una vez tuvo todo claro, eligió el anillo que consideró que era el perfecto para su hazaña. Quedó con su amor de la infancia y una vez estando juntos, él le dijo que como le prometió hace veinte años, hoy cumplía su palabra. Le regalaba el anillo que tanto le había costado conseguir y le pidió matrimonio. Ella, sin apenas dudarlo, aceptó y se puso muy contenta, pues ya llevaban un tiempo de novios. Juntos se unieron en matrimonio y uno ya solo puede pensar, después de todo, como para no estar con él con todo lo que había hecho por ella, ¡es muy romántico, de película!

Y… como era de esperar… ¡Sí, sí y siempre sí!

Y… como era de esperar… ¡Sí, sí y siempre sí!