En El Metro Una Chica Le Cede El Asiento A Un Anciano, Mira Lo Que Ocurrió Luego

PUBLICADO EN 09/01/2021

Esta amable y bondadosa chica japonesa se levantó y le entregó el asiento a un anciano sin pensar en qué pasaría luego. El metro estaba bastante lleno y no podía tolerar ver al hombre parado todo aquel tiempo. Una vez que se percata de quién es realmente, ocurre lo impensable y el acontecimiento se hace enteramente viral en las redes sociales y en la televisión japonesa. Sin lugar a dudas una historia que debes conocer.

El karma existe

No solo hay que hacer las cosas bien porque es de justicia, sino que hay que hacer las cosas bien porque la energía vuelve a ti. Los japoneses creen mucho en las filosofías ancestrales y en como el espiritu es capaz de nutrirse de la energia que le envuelve en su dia a dia. Es importante hacer el bien para todos ya que nunca se sabe cuando va a necesitar que te echen una mano amiga.

En El Metro Una Chica Le Cede El Asiento A Un Anciano, Mira Lo Que Ocurrió Luego

En El Metro Una Chica Le Cede El Asiento A Un Anciano, Mira Lo Que Ocurrió Luego

 

Todo Era Tranquilo En Japón

Era un día usual en la ciudad más importante japonesa. Todo el planeta iba a su trabajo o al colegio para llegar a tiempo, y el metro estaba repleto de gente. Por fortuna, Hina, de veinte años, había salido de vivienda a tiempo. Necesitaba viajar lejos para llegar al colegio, de esta forma que sentarse en el metro no era un lujo. Una vez que subió al metro, inmediatamente miró a su alrededor. Casi todos los asientos estaban tomados, excepto por uno…

Todo Era Tranquilo En Japón

Todo Era Tranquilo En Japón

Descansar Un Rato

Velozmente se acercó al asiento vacío y se sentó, con una dama ejecutiva. Abandonó caer su pesada bolsa al suelo y suspiró de alivio. Había llegado a tiempo. Un minuto luego y no hubiera conseguido el asiento y habría tenido que quedarse todo el viaje parado. Ahora poseía tiempo para relajarse anterior a que comenzara su historia ajetreada de alumno de preciosas artes. Al menos, aquello era lo cual ella pensaba en ese instante, aun cuando no esperaba que esto aconteciera.

Descansar Un Rato

Descansar Un Rato

Millones De Personas En El Metro

Llevaba apenas veinte minutos sentada en el puesto, hasta que se detuvo en la estación más concurrida, donde se subieron un montón de individuos. Hasta aquel instante todo pasaba con normalidad. Finalmente de la extensa fila, había un anciano con un bastón, que se abrió paso para entrar al transporte, justo anterior a que las puertas se cerraran. Con los ojos llorosos, miró dentro del metro. Poseía complejidad para caminar y estaba intentando encontrar un espacio para sentarse.

Nadie Estaba Atento

Millones De Personas En El Metro

Nadie Estaba Atento

A medida que pasaba con los asientos, cojeaba, sin embargo todos fingían no verlo. Menos por la chica Hina. Estaba super cómoda  y tranquila en su asiento, que se le hizo muy complicado  dárselo a alguien más, sin embargo sabía que este anciano lo necesitaba muchísimo más que ella. Con un gran suspiro, se levantó y le hizo un gesto al anciano. “Puede sentarse aquí señor”, mencionó con una agradable sonrisa en su rostro. Sin lugar a dudas sabía que el anciano se beneficiaría de ir sentado.

Millones De Personas En El Metro

Nadie Estaba Atento

La Indignación Del Anciano

El ser humano estaba tan sorprendido con este lindo gesto, que miró a Hina en shock. En aquel momento, ocurrió algo extraño. Hina miró al señor, extrañada. Por alguna razón, su rostro le simulaba familiar, sin embargo no sabía de donde. ¿Quizás podría ser que esta persona le rememoró a su abuelo? No, de manera definitiva no era aquello. Una vez que él le agradeció por su afabilidad, abandonó de pensar en aquello. De rápido solo era una coincidencia.

La Indignación Del Anciano

La Indignación Del Anciano

La Miraba Sin Parar De Fijarse

El anciano se sentó y a lo largo de todo el viaje se quedó viéndola. Después inició a redactar algo en una parte de papel que poseía en su bolsillo. Una vez que el metro alcanzó la última parada y todos se bajaron, Hina ayudó al anciano a bajarse. Con una gran y bastante sincera sonrisa, le deseó un feliz día. Una vez que Hina estaba a punto de salir del metro, cayó presente que había olvidado algo: ¡su morral aún estaba en la silla!

La Miraba Sin Parar De Fijarse

La Miraba Sin Parar De Fijarse

Volviendo Al Transporte

Tan rápido como ha podido, retornó a entrar al metro. Si perdía el morral, sus papás y docentes la reprenderían… ¡y con razón! Velozmente, regresó a su asiento, empero después algo más llamó su atención… En el asiento que le había dado al señor, había una carta. Confundida, la tomó. Pensó que el señor la había olvidado y miró a su alrededor para ver si todavía lo alcanzaba a ver. No obstante, el anciano ya se había ido y a la adolescente Hina se le hacía tarde para llegar a la universidad.

Volviendo Al Transporte

Volviendo Al Transporte

Buscando Al Individuo

Cogió su chaqueta y su bolsa que estaba abajo del asiento. Puso la carta en el bolsillo delantero y se comentó que una vez que tuviera tiempo, va a ir en busca del señor para lograr devolverle dicha carta que había olvidado. La carta era del anciano, y ella quería regresársela, puesto que pensaba que esto era lo adecuado. No obstante, el día apenas estaba empezando una vez que ocurrió algo bastante particular que transformaría todo.

Buscando Al Individuo

Buscando Al Individuo

No Era Algo Común

Hina estaba bastante atareada llevando su morral pesado y sus implementos de arte, una vez que vio a un conjunto de amigas que corrían hacia ella. Como era costumbre, ella se acercó a saludar. “¡Hina-Chan! ¡Estás en televisión!” mencionaron emocionadas. Velozmente, una de las chicas sacó su celular y se lo enseñó a Hina. Sin saber realmente bien qué estaba sucediendo, Hina miró el clip de video. Perteneció a las cámaras de estabilidad del metro…

No Era Algo Común

No Era Algo Común

Agradecida Al Viejito

De repente en el clip de video apareció el anciano. Estaba siendo entrevistado por una presentadora de una fundamental cadena de noticias. Sin embargo, ¿por qué estaban entrevistando a este hombre?. La contestación estaba por verse: “¿Por qué jamás nos mencionaste que conocías a un director de cine famoso?”, comentó una de las chicas. Ha sido entonces una vez que todo cobró sentido. Con los ojos tremendamente abiertos,  Hina se quedó viendo a las otras chicas. “No… no tengo ni iniciativa, pensé que era un anciano común y corriente…”

Agradecida Al Viejito

Agradecida Al Viejito

 

No era lo que se imaginaba

No era para nada cerca de la verdad. El director había dejado una carta para ella encima de la silla… Las amigas le rogaron que leyera la carta con ellas, sin embargo Hina se rehusó. Esperó todo el día hasta que alcanzó vivienda a abrir el sobre. En cuanto alcanzó vivienda, corrió a su habitación. Con mucho cuidado, abrió el sobre, sacó la carta y inició a leer. En la carta, el anciano le mencionaba lo agradecido que estaba con ella. La llamó “un modelo a continuar para la adolescencia”.

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No era lo que se imaginaba

Más Sorpresas Alucinantes

Empero aquello no era todo lo cual estaba sucediendo. La más grande sorpresa todavía estaba por suceder… Dentro del misterioso sobre, además de la carta, ¡había un cheque de 6,500,000 yenes (casi 50,000 euros)!. Hina estaba en shock y ni siquiera sabía qué hacer con tanto dinero que había recibido. No poseía forma de contactarse con el director para devolverle el cheque de esta forma que intentó buscar otra solución.

Más Sorpresas Alucinantes

Más Sorpresas Alucinantes

Como Invirtió Lo Obtenido

Ha sido entonces una vez que tomó la decisión de hacer algo bastante particular con el dinero que recibió. Inició un plan de situar asientos especiales para los adultos más grandes en todos los metros de la urbe. Tal cual, continuamente tendrían un espacio donde sentarse, inclusive si nadie se ofrecía a dárselos una vez que no hubiera disponibilidad. Sin sitio a dudas un gran gesto que ayudará a bastantes personas. Si bien esta es una historia feliz, hay situaciones en que las cosas no salen nada bien…

Como Invirtió Lo Obtenido

Como Invirtió Lo Obtenido

La Gente No Tiene Modales

“Si puedes apartarla, podremos tener un asiento más”, gritó otro pasajero a partir de la parte trasera. ¡Las cosas se van a situar mucho peor! Jessica vio cómo su expresión se empapaba de arrogancia. “¡Este es mi espacio personal!”, gritó la adolescente. “No, no lo es”, comentó otro pasajero. La tolerancia de la funcionaria reducía inmediatamente. Una vez que conduces un automóvil, los únicos que tienen que importarte son los otros pasajeros. Si todo el planeta sigue las reglas del carril, no debe haber inconvenientes. La historia es distinto si no tienes carro y debes depender del transporte público. Un enorme conjunto de individuos se amontona en el ferrocarril solamente para ir y volver del trabajo. En el ferrocarril, como en las carreteras, hay varias leyes tácitas. Una vez que una señora quiso continuar las normas, todos en el ferrocarril acordaron darle una lección de etiqueta ferroviaria.

La Gente No Tenia Modales

La Gente No Tenia Modales

La Peor Hora Para Subir

Jessica Huit regresaba a vivienda del trabajo luego de un día ajetreado. Era la hora punta y se apresuraba a tomar el ferrocarril. Se había acostumbrado al ajetreo de las calles de Nueva York. Largos trayectos con ferrocarriles abarrotados. Había observado de todo en aquellos ferrocarriles, o aquello creía ella. Ser un pasajero en un ferrocarril abarrotado, en especial en hora punta, podría ser increíblemente incómodo. Algunas veces es tan grave que casi resulta difícil descubrir un asiento. Es una cortesía común que una persona requiera únicamente un asiento, dejando los demás accesibles para lo demás de los pasajeros. Jessica no podía creer lo cual estaba realizando hoy.

La Peor Hora Para Subir

La Peor Hora Para Subir

No Había Espacio Donde Sentarse

Jessica estaba plenamente agotada una vez que subió al ferrocarril. Esperaba que el ferrocarril estuviera abarrotado, empero quería hallar un asiento para dormir a lo largo de su hora y media de viaje. Se abrió paso entre la población del pasillo en busca de un asiento disponible. Recorrió los vagones en vano previo a ofrecer con uno. Era el último vagón. Un asiento al lado de una dama muchacho estaba vacante. Miró a todas las personas que seguía parado y se preguntó por qué nadie había ocupado aquel sitio. Aparte de una bolsa en el asiento, firngía estar en buenas condiciones. Se acercó a la adolescente y le solicitó el asiento. No poseía ni iniciativa de lo cual estaba a punto de ocurrirle.

No Habia Espacio Donde Sentarse

No Habia Espacio Donde Sentarse

La Gente Era Muy Grosera

Una vez que se está atrapado en un lugar limitado y rodeado de un enjambre de personas, hay diversos instantes en los cuales se puede ver a alguien teniendo un comportamiento antisocial. En verdad, las presiones de un ferrocarril acostumbran sacar lo peor de la población. Varias personas escuchan canción bastante alta, comen bastante elevado o gritan conversaciones en sus teléfonos. Aun cuando lo cual hizo esta señora en el ferrocarril ha sido mucho peor. “¿Puedo sentarme aquí?” Jessica preguntó a la dama respetuosamente, señalando el asiento independiente. La dama poseía su monumental bolso Louis Vuitton extendido a su lado, ocupando básicamente 2 asientos e impidiendo que los otros pasajeros se sentaran. Estaba a punto de permanecer claro para Jessica que dicha dama se sentía por arriba de las leyes del ferrocarril.

La Gente Era Muy Grosea

La Gente Era Muy Grosea

Problemas En El Metro

Escuchando musica con los auriculares y la mirada fija en su móvil, la dama ignoró por completo a Jessica. Hizo como si no se diera cuenta de su presencia. En aquel instante, el ferrocarril se había detenido otra vez, y la estabilidad había entrado en el vagón. Jessica se entregó cuenta de la tensión que reinaba en el ferrocarril al pasar por delante de ella. Miró las expresiones de irritación en los labios de la adolescente. Jessica se enteró de repente de que no era la primera que solicitaba aquel asiento y era rechazada o despedida. Sin lugar a dudas era la razón por el cual aquellos oficiales habían venido a visitarla. Jessica entregó un paso atrás y notó la acción. El policía pasó al costado de ella y se dirigió hacia la adolescente. Alguien debía de haberla denunciado ya. ¿Qué hizo ella?

Problemas En El Metro

Problemas En El Metro

No Pongas Un Dedo En Mi Bolsa

El representante va a ella y a su bolso, indicándole que lo ponga en el maletero preeminente. “No…. no toques mis cosas”, grita ella, apartando su mano de un manotazo. El mánager gruñe entonces: “Señora, súbala o la sacaré del ferrocarril en este instante”. El mánager le tendió la mano para ayudarla a desplazar el bolso. “¡No toque mis cosas!”, retornó a gritar ella a medida que se sacaba los auriculares y miraba por abajo de su sombrero. El mánager retiró la mano y respondió amablemente: “¿Podemos hacer que alguien se siente ahí?”. “No”, mencionó ella, “no deseo que alguien se siente a mi lado”. Hay más asientos accesibles”.

No Pongas Un Dedo En Mi Bolsa

No Pongas Un Dedo En Mi Bolsa

El Metro Estaba Parado

El tipo que se apretuja en el asiento de al lado no puede soportar más. La interrumpe mencionando: “Ya es un ferrocarril tardío, estás retrasando a todo el planeta”. La dama le lanza una mirada mordaz y reanuda su combate con la policía. Se rehúsa rotundamente a ceder. Todos los otros pasajeros del ferrocarril permanecen hartos. La frustración del público era ahora innegable, debido a que los pasajeros cercanos respondieron con un alboroto. “¡No hay espacio!”, “¡No, no hay espacio!”, “¡Sólo hay lugar de pie!”, exclamaban enfadados. Jessica supuso que dicha dama estaba negando el asiento a todos los otros. Había mucha gente esperando. agregó la funcionaria.

El Metro Estaba Parado

El Metro Estaba Parado

 

La Repercusión De Sus Actos

En ese instante era duro. “Señora, quítese el bolso o la sacaré del ferrocarril en este instante”, agregó. Jessica ha podido notar el enfado del público. Debía de llevar un largo tiempo comportándose con derecho. “Si la sacas, tendremos un asiento más”, gritó otro viajero a partir de la parte trasera. No obstante, esto solo agravó las cosas. La dama con derecho levanta la vista y le grita a un viajero que estaba cerca: “No eres minusválida, no estás preñada”. No me gustan las chinches. No me atrae tu olor”. Eres repugnante”. Jessica no podía creer la audacia de la dama. Ella sentía que estaba bastante bien para estar en el ferrocarril antes que nada. No obstante, insistió.

La Repercusión De Sus Actos

La Repercusión De Sus Actos

Su Comodidad Ante Todo

“¡Este es mi lugar personal!”, exclamó la adolescente. “No, no lo es”, mencionó otro pasajero. No obstante, la compostura de la funcionaria no tardó en agotarse. Continuó: “No me importa si peso 90 libras, 50 libras o 300 libras; ¡este es mi espacio personal!”. Jessica se otorgó cuenta velozmente de que todos se estaban burlando de ella. A medida que tanto, el oficial había llegado a su punto de separación. Había tenido bastante. “La deseo fuera del ferrocarril. Bájenla del ferrocarril”, gritó furioso a medida que hacía señas a sus compañeros para que lo hicieran. La adolescente se quedó atónita. Estaba enteramente sorprendida de que alguien le mencionara lo cual poseía que hacer. “¿Te fascina tu espacio personal? Lo tendrás fuera”, mencionó, a medida que los pasajeros aplaudían al unísono.

Su Comididad Ante Todo

Su Comodidad Ante Todo

No Se Daba Por Vencida

La dama miró al policía por medio de su teléfono como si no pudiera creer que alguien le hubiera denominado la atención por sus actividades irrespetuosas. Sin embargo no se iba a rendir sin luchar. Aun cuando ya había retrasado el ferrocarril 25 min, se negó rotundamente a colaborar. Empero el policía no iba a sentarse. La dama prevaleció vacilante, quieto en su asiento, anterior a que los demás agentes comenzaran a ofrecer zancadas hacia ella. Sacudió la cabeza y puso los ojos en blanco a medida que se levantaba de su asiento y cogía su equipaje. Bajó del ferrocarril con los agentes de una forma que Jessica jamás había observado anteriormente. Jessica estaba perpleja respecto a cómo alguien podía sentirse con tanto derecho como para tener que depender de otros para ofrecer la cara.

No Se Daba Por Vencida

No Se Daba Por Vencida

Se Comunicó En Todo El Mundo

El vídeo ha sido compartido en Internet por un camarada de viaje, y su público estaba casi tan irritado con la adolescente como los pasajeros del ferrocarril. “Una ejemplificación perfecto de alguien que se siente “con derecho… sencillamente egoísta”, mencionó una persona. Otro mencionó: “Una vez que un montón de gente te exige que te vayas, deberías saber que algo va mal”. “Me alegro de que alguien la haya filmado. Su mala conducta la perseguirá a lo largo de un largo tiempo como consecuencia de esta cinta. No es complicado ser amable”, redactó un cliente de YouTube: “Chica…. cómprate un automóvil o un helicóptero en el cual puedas escoger quién entra o sale, lol”, sugirió otro cliente. No obstante, otra persona propuso una estupendo cuestión: “‘No eres minusválida’, mencionas… ¡mucha gente tiene trastornos invisibles! Qué asco de dama”.

Se Comunicó En Todo El Mundo

Se Comunicó En Todo El Mundo

Trafico En America

En contestación al vídeo, ahora viral, una portavoz de NJ Transit mencionó: “Instamos a los consumidores a que hagan accesible cualquier asiento poniendo las bolsas en el regazo o en los portaequipajes mejores y cumpliendo con las orientaciones del personal del ferrocarril.” Además, la dama que divulgó el vídeo le mencionó que los pasajeros no estaban enfadados con NJ Transit sino con la dama que había pospuesto el viaje de todos. Jessica ha sido invitada a tomar su asiento por otro viajero que estaba a su lado luego de que la adolescente se hubiera marchado y el representante hubiera dado el observado bueno al ferrocarril para reanudar la marcha. Jessica no ha podido evadir sentirse conmovida por la actitud de este generoso desconocido frente a lo cual acababa de pasar. Era como si hubiera renovado rápidamente su confianza en la raza humana.

Trafico En America

Trafico En America

La vida social en el metro

Afortunadamente, Jessica no ha vuelto a ver actividades tan codiciosas en el ferrocarril a partir de ese día, sin embargo algunas veces deambula por el ferrocarril abarrotado a partir del trabajo con la esperanza de descubrir un asiento independiente. “Es los gastos de la vida en una enorme localidad como Nueva York. Dondequiera que miremos, hay ejemplos de actos positivos y malos. Aquello es lo cual nos hace humanos, ¿no? Ver algo malo y hacer las cosas bien”. Como viajero, viajar en el metro podría ser un poco inquietante. Además es complicado hallar un asiento, e inclusive si lo consigues, únicamente se te posibilita usar un asiento a la vez. Este chico, sin embargo, se creía con derecho a bastante más de 3 asientos en el metro, y se negaba a dejar subir a nadie más. Esta persona, sin embargo, no poseía nada de aquello.

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Gente Egoista

No todos poseemos el lujo de tener nuestro propio carro para ir y volver del trabajo a vivienda todos los días. Por esa razón el transporte público es genial, ya que nos permite la vida a los que no poseemos automóvil. No obstante, esto involucra que esos que no se sienten forzados a enseñar respeto a los otros se verán forzados a afrontar a nosotros mismos. Por alguna extraña razón, el transporte público puede sacar lo peor de la población, y por peor, hacemos referencia a la característica Definitivamente PEOR de la población. Los ferrocarriles y autobuses se han convertido en un mundo de perros, y este artículo muestra que varios de los pasajeros que los rodean son bastante crueles y no poseen ni una importancia por los otros. ¿Te has encontrado con gente de esta forma en tus desplazamientos diarios?

Gente Egosita

Gente Egoista